Nest y Google: Tras la siguiente gran plataforma

Ya ha pasado medio año desde que Google pagara 3200 millones de dólares en efectivo por Nest Labs, una compañía de hardware centrada en el diseño de dispositivos electrónicos inteligentes para el hogar. Nest, cuyos dos principales productos hasta el momento son un termostato y un detector de humo inteligentes, fue fundada en 2010 por un equipo de primer nivel de Silicon Valley liderado por Tony Fadell, conocido por ser uno de los padres, junto a Steve Jobs, del exitoso iPod de Apple. A pesar de contar con un equipo estelar, muchos aún se preguntan si la alta valoración de Nest es sólo consecuencia de los ingresos previstos por la venta de sus dos productos principales, o si Google vio algo más en esta startup. ¿Podría la valoración de Nest explicarse mejor por el hecho de que sus productos pueden ser considerados no sólo dos atractivos productos tecnológicos más, sino también la plataforma no existente actualmente para acceder al mercado del Internet of Things (IoT) para el hogar?

Nest Labs

Como he comentado, Nest Labs es una startup de hardware centrada en dispositivos inteligentes para el hogar. Aunque el diseño hardware tiene un gran peso dentro de Nest, sus productos también emplean complejos algoritmos de software para realizar ciertas tareas de forma más inteligente e innovadora. Por ejemplo, su primer producto, un termostato, es un dispositivo conectado a Internet que aprende las costumbres de los habitantes de la vivienda (cuándo suelen llegar a casa, o cuándo suelen estar ausentes, por ejemplo) y ajusta consecuentemente la temperatura. Los usuarios también disponen de una aplicación de smartphone para controlar directamente el dispositivo de forma remota.

El segundo producto de Nest es un detector de humo conectado. Este dispositivo ha sido diseñado para resolver algunos de los problemas más comunes (y molestos) de los detectores de humo convencionales. Dos ejemplos: Algo que sucede normalmente con los viejos detectores de humo es que éstos avisan, mediante unos desagradables pitidos, cuando su nivel de batería es bajo. Y esto puede ocurrir en el momento más inoportuno (en mitad de la noche, por ejemplo). Para evitar este tipo de situaciones, el detector de Nest está programado para enviar automáticamente un correo electrónico o un mensaje al smartphone del usuario cuando el dispositivo comienza a detectar un nivel bajo de batería. Otra situación incómoda ocurre cuando el detector se activa accidentalmente, por ejemplo, al quemar una tostada. En este caso, el detector de Nest avisa, a través de una locución, de que los niveles de monóxido de carbono están aumentando, de modo que el usuario puede silenciar la alarma antes de que se dispare, usando para ello su teléfono móvil o un simple gesto con la mano (aunque esta última característica ha sido desactivada por problemas de seguridad). Así, podemos decir que la misión de Nest es mejorar aquellos productos “menos queridos” del hogar, pero que todo el mundo utiliza regularmente, transformándolos en productos más inteligentes y amigables.

Todas estas prestaciones pueden considerarse muy cool (al menos para algunos). Sin embargo, se pueden encontrar características similares en otros productos de la competencia: Honeywell, una empresa bien establecida en el mundo de la domótica, con fuertes alianzas en el sector de la energía y una alta influencia en los canales de venta de productos para la automatización del hogar, ofrece también un termostato conectado que puede ser controlado con una tablet o directamente mediante la voz. Pero entonces, ¿por qué ese interés de Google por la propuesta de Nest? En primer lugar, por su equipo de primer nivel. Ya hemos dicho que Tony Fadell, co-fundador y CEO de Nest, es considerado el padre del iPod, el dispositivo que ayudó a Apple a reinventarse estratégicamente y a convertirse en la empresa de éxito que es hoy. En segundo lugar, el decidido enfoque de Nest así como su limitado tamaño suponen para una compañía como Google una gran oportunidad de adquirir las capacidades y el talento necesarios para entrar, a través de una adquisición, en el mercado del IoT para el hogar.

Plataforma y servicios, no sólo productos

¿Es posible entonces que Google haya pagado 3200 millones de dólares simplemente por su interés en una empresa con sólo dos productos y que apenas ha comenzado a tener beneficios? Es posible. Excepto quizás por cierta falta de flexibilidad en su modelo de negocio, Nest es una buena inversión atendiendo a los puntos comúnmente usados para la evaluación de startups. De acuerdo con Morgan Stanley, y según recogía Business Insider, Nest esta vendiendo actualmente unos 100.000 termostatos al mes (frente a los 40.000 o 50.000 termostatos al mes que vendía el año pasado). A 250 dólares por unidad, los ingresos anuales de Nest ascenderían a unos 300 millones de dólares. Por lo tanto, Google habría pagado por Nest una suma equivalente a 10 veces sus ingresos anuales .

Aunque esta explicación puede tener sentido, es muy probable que haya algo más detrás de una valoración tan alta de una startup en el arriesgado negocio del hardware (véase esta noticia para una actualización en ese sentido): Lo que Google podría estar buscando es una plataforma para entrar en el mercado de los smart homes, y Nest es un candidato perfecto. Así, Google no estaría interesado en una nueva línea de elegantes gadgets, sino en la potencial plataforma que representa la presencia de los productos de Nest en miles de hogares. De la misma manera que Apple transformó su iPhone en una plataforma de gran éxito que permitió a la compañía de Cupertino vender de forma rentable aplicaciones, contenidos y servicios, Google ha visto probablemente en los productos de Nest una potencial plataforma para vincular a Internet los cientos de smart devices que invadirán nuestras casas. Esta plataforma, utilizando la tecnología presente en los productos de Nest (Wi-Fi y, especialmente, ZigBee), conectaría esta nueva generación de dispositivos (sensores, electrodomésticos inteligentes, etc.) a la nube, mientras que también ofrecería servicios (como el control de energía o el mantenimiento del hogar) para el usuario final. Por otra parte, todavía habría espacio en esta plataforma para un tercer grupo de usuarios, entre los que podríamos encontrar a empresas de vigilancia o distribuidores de energía eléctrica, interesados en aprovechar esta nueva infraestructura para mejorar sus servicios.

Ofrecer no sólo productos, sino también una plataforma y unos servicios asociados a ésta, tiene varias ventajas. En primer lugar, el reunir en torno a una misma plataforma a varios grupos de usuarios y proveedores dentro de un mismo mercado genera efectos de red, aumentando el valor de la plataforma conforme el número de usuarios y el número de productos ofrecidos y servicios complementarios aumenta. A este respecto, se espera que el número de usuarios y de operadores en el mercado del IoT aumente de manera exponencial en los próximos años. En segundo lugar, en un mercado altamente competitivo, con márgenes muy bajos, la importancia del flujo de ingresos proveniente de servicios adicionales es cada vez más importante.

Una plataforma para el IoT

Con la adquisición de Net Labs, Google habría pagado 3200 millones de dólares no solo por un excelente equipo con un gran producto y unas muy optimistas previsiones de ingresos, sino además por una potencial plataforma, muy bien posicionada, con el objetivo de entrar en el mercado del hogar inteligente. Hasta el momento, ninguna plataforma se ha establecido como el estándar para controlar los dispositivos inteligentes que están llegando a nuestros hogares. Nest, cuyos productos presentan una tasa de adopción nada despreciable y cuentan con la tecnología necesaria para conectar con otros dispositivos inteligentes, podría ser, en manos de Google, la primera. Las últimas noticias sobre Nest, como la compra de Dropcam o el lanzamiento de un API para facilitar el desarrollado de aplicaciones en torno a sus productos, también apuntan en esa dirección.